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Comentario de Gálatas (página 2)




Enviado por jaimemontoya



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

(1:2)

Respecto a los destinatarios de esta carta, de todos
los escritos de Pablo, Gálatas es la única carta
dirigida específicamente a un grupo de
iglesias. Esto porque Galacia no era una ciudad, sino una
región del Asia Menor que
incluía muchos pueblos. Se tiene como destinatarios
entonces a distintas congregaciones esparcidas por
Galacia.

Al hablar de los destinatarios a los que escribe Pablo,
existen opiniones contrarias. El versículo 2 se limita a
decir: "a las iglesias de Galacia" y no menciona ciudades
específicas dentro de Galacia a las que se dirige la carta.
Históricamente Galacia recibió su nombre de los
galos, que fueron tribus nómadas procedentes de la Galia
germana a principios del
siglo III a.C. En el siglo I A.C. el término
"Galacia" se usaba, en su acepción
geográfica, para denominar la región norte-central
del Asia Menor, donde se habían establecido los galos, y
desde el punto de vista político, para designar la
provincia romana del Asia Menor sur-central.

Esto significa que en la época de Pablo
existía una doble acepción de la palabra
"Galacia". La primera acepción era la Galacia desde
el punto de vista étnico, que se refería a los
descendientes de los antiguos gálatas que habitaron la
región a partir del siglo III a.C y localizados en la
región norte-central del Asia Menor. La segunda
acepción era la Galacia política, que se
trataba de la provincia romana de Galacia, hablando en
términos políticos y ubicada en la región
sur-central del Asia Menor.

Para algunos Pablo se dirigía a los
gálatas del norte étnicamente hablando. Otros
consideran que se dirige a la Galacia del sur en términos
políticos.

Lo más aceptado es que Pablo escribe a las
iglesias de la Galacia política o del sur, que incluye las
ciudades de Iconio, Listra y Derbe, lugares en los que Pablo y
Bernabé fundaron iglesias durante el primer viaje
misionero del apóstol (Hechos 14:1-23).

Otra pregunta que ha generado polémica es la
fecha en la que se escribe la carta a los Gálatas. La
respuesta a esta interrogante tiene relación directa con
la posición adoptada sobre los destinatarios de la carta,
ya que si Gálatas se dirige a los galos del norte de Asia
Menor, entonces probablemente fue escrita en 55 o 56 d.C.
(después del Concilio de Jerusalén, pues Pablo
predicó a ellos hasta después de dicho Concilio),
pero si se dirige a la provincia romana de Galacia al sur,
entonces fue probablemente escrita en 48 o 49 d.C. (antes del
Concilio de Jerusalén, pues el tema de la
circuncisión parece algo candente en Gálatas 2:1-10
y no algo concluido como aparece en Hechos 15:22-29). Para este
último caso, Gálatas sería uno de los
primeros libros—si no el primero—del Nuevo
Testamento incluso antes de Tesalonicenses. Para conocer la fecha
en que se escribe Gálatas, se debe tomar como referencia
el "Concilio Apostólico o Concilio de
Jerusalén",
que es por todos aceptado que se da
aproximadamente entre el año 49 o 50 d.C. Se tiene que
ubicar a Gálatas antes o después del Concilio de
Jerusalén, que es registrado en el capítulo 15 de
Hechos. Los que sostienen que Gálatas habría sido
escrito en el año 49 o 50 d.C. dicen que se dio antes del
concilio de Jerusalén porque el relato de Hechos 15 no es
la referencia de lo dicho en Gálatas 2:1-10 debido a que
en este último pasaje no se dice nada del acuerdo al que
se llegó en el Concilio de Jerusalén, lo cual
aparece en Hechos 15:22-29. Si se dice que Gálatas fue
escrita en el 49 o 50 d.C. y antes del Concilio de
Jerusalén, se afirma por consecuencia que los
destinatarios de la carta habrían sido las iglesias
ubicadas en el sur de Galacia. No es posible decir que se
escribió antes del Concilio de Jerusalén y que fue
dirigida a las iglesias del norte de Galacia debido a que Pablo
no evangelizó dicha región sino hasta
después de realizado el concilio, y no podía
haberles dirigido una carta como lo es Gálatas sin
siquiera conocerles y sin que ellos conocieran el evangelio
predicado por el apóstol.

Ya que el Nuevo Testamento no menciona ninguna ciudad o
pueblo en el norte de Galacia, es razonable pensar que Pablo
dirigió su epístola a las iglesias ubicadas en la
parte sur de la provincia romana, sin incluir la región
étnicamente gálata, poblada por inmigrantes galos.
Lo más aceptado es entonces que la carta fue dirigida a
las ciudades del sur de Galacia y que fue escrita entre el 55-56
d.C. (después del Concilio de Jerusalén). Hay
quienes atacan esta conclusión diciendo que Hechos 15 no
concuerda con Gálatas 2:1-10 (y pretenden relacionar
Gálatas 2 con Hechos 11:30), pero se puede argumentar que
ambos pasajes efectivamente se refieren al mismo acontecimiento
pero que Lucas y Pablo tienen una perspectiva distinta al momento
de escribir, y no existe contradicción alguna entre las
dos narraciones.

Un aspecto que se debe recordar siempre es que esta
carta está dirigida a creyentes, es decir a iglesias, y no
a inconversos.

Otro aspecto a estudiar es el lugar en el que Pablo se
encuentra al momento de escribir esta carta y con quiénes
se encuentra, es decir, qué personas son las que se
mencionan en el versículo 2 ("todos los hermanos que
están conmigo")
. Para dar respuesta a esto se toman
como base las narraciones del libro de los
Hechos, y por ello se presentan a continuación los pasajes
bíblicos y los años en que se dan los tres viajes
misioneros de Pablo, así como también los mapas para
poder ubicarse
en el contexto geográfico:

Primer viaje misionero (46-48 d.C.): Hechos
13:1-15:35.

Segundo viaje misionero (49-52 d.C.): Hechos
15:36-18:21.

Tercer viaje misionero (53-57 d.C.):
Hechos 18:22-21:16.

En el primer viaje misionero Pablo visita Derbe, Listra
e Iconio (ciudades de Galacia) para evangelizar estas ciudades,
exponerles el mensaje de salvación y fundar iglesias
ahí. No hay lugar a dudas que Gálatas no fue
escrita en el primer viaje misionero de Pablo, pues en esa
ocasión apenas visitaba por primera vez las ciudades del
sur de Galacia para predicarles la Palabra y fundar las iglesias
ahí. Por tanto se debe encontrar lugar para el momento en
que se escribe esta carta en el segundo o tercer viaje misionero
de Pablo.

En el segundo viaje misionero Pablo visita Derbe, Listra
e Iconio (Hechos 16:1-2) y por lo que se puede apreciar, todo se
encontraba en orden en dichas iglesias del sur de
Galacia.

Gálatas habría sido escrita en el tercer
viaje misionero de Pablo, el cual se da entre los años
53-57 d.C. Tal como se dijo anteriormente, la carta se puede
ubicar entre los años 56-57 d.C., es decir casi al final
del tercer viaje misionero. Al inicio de este viaje el
apóstol visita Derbe, Listra e Iconio (ciudades de Galacia
a las que luego escribe), tal como aparece en Hechos 18:23. Luego
Pablo pasa por Frigia y llega a Éfeso. Entonces
posición más aceptada es que Pablo escribe a los
Gálatas estando en Corinto o en Macedonia durante los
últimos años de su tercer viaje misionero, o sea
alrededor de los años 56-57 d.C.

En base a lo dicho en el párrafo
anterior se interpreta en consecuencia que "todos los hermanos
que están conmigo"
se refiere a los hermanos que
acompañaban a Pablo en su viaje misionero y a los hermanos
de la iglesia de
Corinto o de Macedonia, dependiendo de dónde se encontrara
Pablo al momento de escribir la carta.

(1:3)

El versículo 3 es un saludo típico de
Pablo al escribir a las iglesias.

(1:4)

La expresión "del presente siglo malo"
significa "el sistema perverso
del mundo",
el cual está bajo el dominio de
Satanás (2 Corintios 4:4). El poder del sacrificio de
Cristo para librar del dominio de Satanás es expresado
casi de la misma manera en Colosenses 1:13 por el apóstol
Pablo.

La última parte del versículo 4
enseña que la voluntad de Dios el Padre es rescatar a la
humanidad del poder y dominio de Satanás para regalar el
perdón y que así todos los hombres pasen de las
tinieblas a la luz de Cristo.
Dios no quiere que nadie se condene sino por el contrario quiere
que todos los hombres se salven. Lamentablemente en la
mayoría de los casos las decisiones de los hombres no
concuerdan con la voluntad de Dios. Este mismo deseo de Dios por
salvar al hombre se
expresa en 1 Timoteo 2:4: "el cual quiere que todos los
hombres sean salvos y vengan al conocimiento
de la verdad."
Aun si la Biblia no hiciera esta
afirmación explícitamente, es obvio que si Dios
manda a Jesucristo a morir y sufrir tanto por amor a la
humanidad ¡es porque quiere que todos sean salvos! Caso
contrario hubiese bastado con no haber enviado a Jesucristo a
morir por los pecadores y así automáticamente toda
la humanidad estaría condenada.

Aunque la necesidad del perdón de los pecados es
de parte del hombre y no de parte de Dios, es impresionante que
Dios sea quien está buscando continuamente al hombre aun
cuando este tiende a alejarse e ignorar voluntariamente a Dios y
a Su Palabra (Jesucristo). Es precisamente por esa razón
que cuando Dios juzgue las almas y pida cuentas a cada
persona, no
existirán excusas valederas para los condenados debido a
que la oportunidad de salvación ha sido dada a todos y
Dios ha buscado incansablemente al hombre para que este se
arrepienta y acepte el regalo de la salvación ofrecido por
Dios a todo aquel que cree (Juan 3:16). El alcance de la
salvación no excluye a nadie pero el gran impedimento que
el hombre
mismo se pone es la incredulidad y el rechazo a Jesucristo. Dios
no tiene un "simple deseo o inclinación" por salvar al
hombre, sino un profundo anhelo, pasión y amor por salvar
y redimir a la humanidad. Es claro que esto no se alcanza a
comprender con la finita mente humana, pero para formarse una
idea basta pensar en lo siguiente: ¿cuánto
podría amar el Padre a Jesucristo? Si el Padre
consideró tan esencial e importante salvar a la humanidad
y en Su amor por el hombre estuvo dispuesto a entregar a Su Hijo
Unigénito para redimir a los pecadores, esa es la medida
del amor de Dios por los seres humanos y a la vez la medida del
deseo que Dios tiene por salvar a los pecadores de la
condenación eterna. ¡No hay duda que la voluntad y
el deseo de Dios es que todos se salven y que vengan al
arrepentimiento y al conocimiento de la Verdad, y la Verdad es
Jesucristo! (Juan 14:6).

Otro elemento interesante que se toma del
versículo 4 es que dice: "de nuestro Dios y Padre."
Desde ahí se puede encontrar reflejada la enseñanza y doctrina de la adopción
de Dios hacia el hombre, dándole a este el privilegio de
llegar a ser gracias al sacrificio de Jesucristo no solamente una
criatura de Dios sino un hijo adoptivo de Dios con todos los
derechos y
privilegios que esto representa. Gracias a esa adopción se
da el clamor "¡Abba, Padre!", del que se habla en Romanos
8:15.

Otra conclusión muy certera o que no da lugar a
dudas tomada de Gálatas 1:4 en la expresión
"nuestro Dios y Padre" es que la carta a los
Gálatas se dirige a creyentes, es decir iglesias que
habían escuchado el mensaje del evangelio y lo
habían creído. Se dirigía a cristianos que a
su vez eran hijos de Dios. Esa posición de hijos de Dios
es gracias a recibir la Palabra del evangelio con fe, o sea
recibir a Cristo, quien es la Palabra, y establecer una
relación personal con
Él, amándole y creyendo en todo lo que ha prometido
(Juan 1:12).

(1:5)

El versículo 5 es una doxología o
adoración y exaltación a Dios proclamando Su gloria
y eternidad.

Sólo hay un evangelio (Gálatas
1:6-10)

(1:6)

Al leer las otras cartas escritas
por Pablo se observa que en los saludos o prólogo de las
cartas tiene la costumbre de dar algún tipo de descripción o felicitación a sus
destinatarios, pero esto no es el caso de Gálatas porque
inmediatamente luego de decir "a las iglesias de
Galacia:",
prosigue con la expresión "Gracia y paz
sean a vosotros.",
y no da ningún tipo de
descripción ni felicitación a las iglesias de
Galacia. Esto podría tener su explicación en la
molestia o desaprobación de Pablo ante la actitud de los
Gálatas al cambiar de parecer o no mantenerse firmes en la
fe. Al respecto se explicará en detalle más
adelante.

A partir del versículo 6 comienza el contenido o
desarrollo
pleno del mensaje de esta carta a los gálatas.

Existe en Pablo un tono de molestia y desagrado por la
actitud de los gálatas. Para comprender el contexto de lo
que estaba sucediendo en las iglesias de Galacia al momento en
que Pablo les dirige esta carta y lo que motivó al
apóstol a escribirles, se debe partir de una introducción general de lo que se
vivía en las iglesias de Galacia en ese
momento.

Existía una contienda entre judíos
que habían llegado al cristianismo y
los gentiles que
se habían convertido luego de que Pablo les predicara en
Galacia (gentiles anteriormente, pues en sentido espiritual
cuando se convierten al cristianismo se catalogan como iglesia o
salvos por la gracia de Cristo y ya no como incircuncisos,
mundanos, paganos o gentiles).

El problema que se estaba dando era cuestión
doctrinal y de fe. Los judaizantes estaban enfatizando que no
bastaba con creer en Jesucristo para obtener la salvación,
sino que además se necesitaba obedecer las
prácticas judías y lo que desde tiempo
atrás se había venido predicando en las sinagogas,
acerca de la Ley de
Moisés. Nace la pregunta si las iglesias de Galacia no
habían comprendido o habían olvidado lo que Pablo
les predicó inicialmente del evangelio de Jesucristo.
Según lo que Pablo les expresa en la carta resulta
más creíble pensar que el problema fue que
habían olvidado el mensaje de salvación predicado
por el apóstol o que simplemente habían perdido o
estaban perdiendo esa fe de la salvación exclusivamente
por el sacrificio de Jesucristo y la gracia de Dios.

Lo que Pablo enfatiza a lo largo de la carta es en pocas
palabras: "la Ley condena, la fe salva". Los judaizantes
estaban tratando de convencer a las iglesias de Galacia que
"la fe por sí misma no es suficiente y no puede salvar,
pero si se combina la fe con la Ley de Moisés y la
obediencia a las prácticas del judaísmo,
sólo así se puede llegar a tener la
salvación".
Esta enseñanza llena de enojo al
apóstol Pablo por el engaño que les estaban
presentando y a la vez desaprueba la falta de fe de la iglesia al
comenzar a creer y poner atención a esa doctrina
errónea.

Pablo quiere confirmar de una vez por todas que ser
cristiano no es practicar una religión sino vivir
una fe fundamentada en Cristo y Sus enseñanzas.

Históricamente siempre había existido una
clara y marcada división entre judíos y gentiles.
El judío había tenido a lo largo de la historia un orgullo nacional
de encontrarse más cerca de Dios y de tener acceso a Dios,
por lo cual consideraban a los gentiles como perdidos y mundanos
que estaban completamente separados de Dios. Borrar esa
mentalidad del judío no era nada fácil. Luego del
sacrificio de Jesucristo se tiene un común denominador
tanto para judíos como para gentiles, y Jesús es
todo lo que cualquier ser humano necesita para llegar a Dios y
salvarse. Pero introducir ese concepto en la
mentalidad judía que por tantos años había
venido fundamentando sus esperanzas de salvación en la
obediencia a la Ley de Moisés era algo sumamente
difícil y es en ese sentido que aparecen los judaizantes a
predicar ese "evangelio diferente" a las iglesias de
Galacia, pretendiendo hacer una mezcla o combinación entre
la fe en Jesucristo y la obediencia a la Ley de Moisés
como camino a la salvación. Básicamente era casi
como querer convertir gentiles al judaísmo pero teniendo
como buenas las enseñanzas de Jesucristo (aunque no
recibiéndolas a plenitud obviamente).

Las iglesias de Galacia habían sido evangelizadas
inicialmente por el apóstol Pablo y fue hasta
después que llegan los judaizantes a perturbar el mensaje
puro del evangelio.

Es seguro que estos
judaizantes conocían a Pablo, estaban en contra de
él y trataban de deslegitimarlo como verdadero
apóstol y servidor de Dios.
Querían socavar la autoridad de
Pablo y a la vez su mensaje. Es por eso que al inicio de la carta
en el versículo 1 Pablo afirma que su apostolado proviene
de Dios y en consecuencia sus enseñanzas
también.

Se trataba de un problema, grave, serio y urgente que
debía ser tratado cuanto antes y con firmeza. Lo que
estaba en polémica era la parte más importante de
la doctrina cristiana, que es la salvación por gracia
ofrecida por Jesucristo mediante Su sacrificio en la cruz para
salvar a todos los que en Él creen.

La frase "estoy maravillado de que tan pronto"
denota tiempo. Para saber a cuánto tiempo se refiere la
expresión "tan pronto" se debe conocer el lapso
transcurrido desde la primera vez que Pablo visita a las iglesias
de Galacia para evangelizarlos y fundar ahí iglesias, la
segunda visita en su segundo viaje misionero, y el momento en que
les escribe la carta. Para ello es necesario ubicarse en las
fechas en que se dan los viajes misioneros. Se explicó
anteriormente que Pablo habría evangelizado por primera
vez a las iglesias de Galacia en su primer viaje misionero, es
decir entre los años 46-48 d.C. También se
explicó que la carta a los Gálatas habría
sido escrita al final de su tercer viaje misionero, o sea entre
los años 56-57 d.C. El segundo viaje misionero se da entre
los años 49-52 d.C. Si ese "tan pronto" se
refiriera al lapso desde la primera vez que los evangelizó
hasta el momento que les escribe, el tiempo máximo que
podría haber transcurrido son nueve años, pero
teniendo en cuenta que en el segundo viaje misionero los vuelve a
visitar y las cosas parecían estar en orden, el tiempo que
transcurre entre esa visita en su segundo viaje misionero y el
momento en que les escribe la carta sería entre cuatro a
seis años. En cualquiera de los casos es definitivo que
menos de una década es un tiempo extremadamente corto para
cambiar de convicciones. Una iglesia bien fundamentada en su
doctrina permanece años y nunca cambia sus convicciones,
doctrinas y creencias; pero como se ve en este caso, las iglesias
de Galacia estaban dudando de la verdadera doctrina y perdiendo
su fe o cambiando de parecer extremadamente
rápido.

Pablo les dice que se habían alejado del que los
llamó por la gracia de Cristo. Alejarse del verdadero
evangelio de Jesucristo significaba directamente alejarse de
Dios.

La expresión "un evangelio diferente"
usada en el versículo 6 es el evangelio adulterado que
estaban introduciendo los judaizantes en las iglesias de Galacia,
pues luego de recibir el verdadero evangelio de la
salvación por la gracia de Jesucristo, se estaban
volviendo atrás por la influencia de los
judaizantes.

En el versículo 6 se utiliza la palabra
"gracia", la cual se usa a través de toda la carta.
Igualmente se encuentra que la salvación es un llamamiento
de Dios. La salvación se origina en un llamado que Dios
hace a las personas para que se arrepientan y sean salvas. Dios
conoce de antemano quienes se han de salvar y quiénes no,
pero eso no lo hace responsable moral de la
decisión de cada uno. En el comentario que se hace de
Gálatas 4:9 se profundiza en el aspecto de la
"elección y predestinación".

(1:7)

Las personas que perturbaban a la iglesia en el
versículo 7 son como ya se decía anteriormente, los
judaizantes.

(1:8)

En el verso 8 se puede aprender que la única
fuente de autoridad doctrinal es lo que proviene de Dios y llega
al hombre a través de Jesucristo y del Espíritu
Santo. No es posible considerar que un argumento "es de peso"
o debe ser respetado simplemente porque lo dijo alguien
reconocido o con gran preparación intelectual o
erudición en cuanto a aspectos religiosos. La única
autoridad es la de Jesucristo y si alguien se opone a lo dicho y
enseñado por Él, no importa si es el Presidente de
la nación
más poderosa del mundo o si es la persona más rica
del planeta, su enseñanza debe ser desechada. Tanto es
así que Pablo dice que aun si él mismo les
enseñara un evangelio diferente o inclusive si un
ángel del cielo lo hiciera, no deberían creerle
porque la única y verdadera fuente y origen de autoridad
doctrinal y espiritual proviene de Dios por medio de Jesucristo.
Nótese que dice "un ángel del cielo", es
decir que no se refiere a los ángeles caídos o
demonios sino a un ángel bueno. Se utiliza la palabra
griega a[ggelo" que se traduce como ángel o mensajero y
luego añade la palabra oujranou`, que se deriva de
oujranov", cuyo significado es "cielo". Nada ni nadie en el universo tiene
la autoridad para establecer una doctrina o un mensaje diferente
al que ya estableció Jesucristo, y si alguien tiene el
atrevimiento de hacerlo es un "anatema" de acuerdo al
versículo 8. La traducción en el griego original de esa
palabra "anatema" es "maldición, maldito o bajo la
ira de Dios". En este contexto significa que la iglesia
debía expulsar y quitarle completamente todo el
reconocimiento y atención dentro de la iglesia cristiana a
los que predicaran otro evangelio, independientemente de
quién se tratara o de su posición religiosa,
social, política, económica, etc. Por supuesto que
estos falsos predicadores tenían sobre ellos una
maldición de Dios por predicar falsedades.

(1:9)

Es tan definitiva la afirmación del
versículo 8 que Pablo tiene que repetir lo mismo por
segunda vez en el versículo 9. El evangelio recibido al
principio por los gálatas es el que Pablo les
predicó en su primer viaje misionero y es el que
debía permanecer siempre en sus mentes y
corazones.

(1:10)

Pablo sabía que su carta hasta ese momento estaba
siendo dura y directa, pero el versículo 10 no se trata de
una disculpa por hablarles de esa forma, sino por el contrario
justifica su dureza al escribirles de esa manera y les aclara que
si su propósito fuera agradar a los hombres, no
habría necesidad de contradecir a nadie, sino que
simplemente ignoraría los problemas y
evitaría problemas y críticas. Pero Pablo no
buscaba el favor ni el aplauso de los hombres sino que
cumplía fielmente el ministerio que Dios le había
encomendado de proclamar la verdad y mantenerse fiel a la Palabra
que le había sido dada y a lo que Jesucristo le
reveló. Al leer el libro de los Hechos se ven los
sufrimientos que Pablo pasó por predicar la Palabra y
mantenerse fiel al mensaje del evangelio, por ejemplo lo que le
sucedió en Éfeso (Hechos 19) y tantos otros
sufrimientos que describe la Biblia que por causa del evangelio
tuvo que sufrir el apóstol. Muchos odiaban a Pablo por lo
que predicaba. Es seguro que los judaizantes eran uno de esos
grupos que
odiaban y estaban en contra de Pablo, tratando de desacreditarlo
e inferiorizar y contradecir su ministerio y enseñanzas.
El argumento de Pablo en el versículo 10 es fuerte porque
era sabido que el predicar a Jesucristo a él le
había traído persecución, de modo que nadie
podía decir que predicaba para obtener dinero o
lucrarse mediante su ministerio. Esto lo reafirma el
apóstol al decir que su objetivo no
era agradar a los hombres ni que éstos lo felicitaran,
sino que como siervo de Dios cumplía con fidelidad su
ministerio a pesar de todas las consecuencias y padecimientos que
esto traía consigo.

Pablo defiende su llamamiento al ministerio y su
apostolado (Gálatas 1:11-24)

(1:11)

Así como en el versículo 1 Pablo afirma
que su apostolado no es de hombres sino de Dios, de la misma
manera en el versículo 11 escribe que el evangelio que les
predica no es de su propia invención sino que viene de
parte de Dios. Con esto Pablo se declara a sí mismo como
siervo y mensajero de Dios y no como autor del mensaje. Debe
tenerse presente que Pablo en ningún momento estaba
tratando de defender su reputación o de que su nombre no
fuera manchado por las acusaciones. Eso no era lo que le
importaba tanto a Pablo, y hasta podría decirse que era lo
que menos le importaba. Su misión era
defender la verdad del evangelio de Jesucristo. Por eso les hace
ver que su mensaje y apostolado venía de Dios, no para
vanagloriarse o para levantar su propio nombre, sino por amor al
ministerio y misión que Dios le había dado de
predicar la verdad.

(1:12)

Cuando una persona aprende algo siempre tiene que dar
algún tipo de crédito
a sus mentores o guías, maestros, etc. Pareciera demasiado
orgullo de parte de Pablo decir que lo que predicaba no se lo
enseñó ningún hombre, pero no se trata de
orgullo porque precisamente la revelación que Jesucristo
le hizo del evangelio fue de manera directa sin la
intervención de ninguna otra persona. Este fue un caso
singular que Jesucristo se le reveló de esa manera. Pablo
no podría hablar de la manera que lo hace en el
versículo 12 con respecto a su aprendizaje de la
Ley de Moisés y del judaísmo, pues para comenzar su
padre fue judío y le tuvo que haber enseñado desde
su niñez la Ley de Moisés, tal como era la
obligación de todos los cabezas de hogar o padres
judíos para con sus hijos (Deuteronomio 6:7). Pablo
recibió instrucción o estudió y
aprendió con Gamaliel sobre la Ley de Moisés.
Entonces Pablo no podría haber dicho que por sí
mismo o sin ayuda de ningún hombre llegó a conocer
la Ley de Moisés. Pero respecto al evangelio sí
podía afirmar que ningún hombre le
enseñó sino únicamente Dios.
¿Podría alguien citar a una persona que le
enseñó a Pablo las verdades del evangelio, aparte
de Jesucristo mismo? La respuesta es que no hay ninguna persona
aparte de Jesús, y es eso lo que Pablo expresa en el
versículo 12. Definitivamente que hace alusión a su
experiencia cuando se le aparece Jesucristo en el camino a
Damasco (Hechos 9:3-6).

(1:13)

Pablo utiliza su actitud antes de convertirse a Cristo
como argumento para demostrar que la revelación del
evangelio le fue dada por Dios. No se puede mover
fácilmente de sus convicciones a un judío radical e
instruido como lo fue el apóstol Pablo, y ningún
hombre podría haberlo hecho cambiar de parecer y cambiar
totalmente sus ideas y creencias de un día para otro. Ese
es un fuerte argumento para demostrar que Jesús le
había revelado el evangelio y que su cambio de
actitud era por la gracia que Dios derramó sobre su vida.
Pablo reconoce que él era muy cruel con la iglesia de Dios
y que trató de destruirla ("la asolaba"). Pablo
perseguía implacablemente a los cristianos y se
esforzó por erradicarlos (Hechos 8:3; 22:4-5; 26:9-11). En
realidad odiaba a los cristianos. Sólo un cambio de Dios
en su vida podría haber hecho el cambio en su mentalidad y
en su corazón.
Ese fue el milagro de la salvación que Dios obró en
Pablo para convertirlo en Su siervo, ya que sólo una
intervención divina podía transformar
súbitamente a Pablo de un fanático judío a
un celoso misionero cristiano.

(1:14)

La posición y erudición que Pablo
alcanzó dentro del judaísmo eran dignas de respeto y
admiración por parte de todos sus contemporáneos
judíos. Estudió con Gamaliel y respetó de
forma ejemplar los rituales judíos durante toda su vida
antes de llegar al conocimiento de Jesucristo (Filipenses
3:4-6).

(1:15)

Dios ya tenía señalado el tiempo en el que
Pablo sería cambiado por el poder de Jesucristo para
convertirse en un instrumento útil para la
predicación y expansión del evangelio. Dios
había seleccionado a Pablo desde antes de la
fundación del mundo para que fuera su siervo y que llevara
la Palabra del evangelio a muchas naciones y permanecieran las
enseñanzas que Dios le manifestó por generaciones
perpetuas. Dios escoge a Pablo desde antes de su nacimiento de la
manera que lo hizo con los grandes profetas del Antiguo
Testamento (Isaías 49:1-5; Jeremías 1:5). El
ministerio de Pablo no era menos importante que el de los grandes
profetas como Isaías y Jeremías.

La razón por la cual Dios llamó a Pablo es
"por su gracia" según el versículo 15. No
fue por méritos especiales y mucho menos por buena
conducta (pues
Pablo era un asesino de cristianos), sino que fue por amor,
gracia y misericordia y no por obras o méritos
propios.

(1:16)

"revelar a su Hijo en mí," significa
"revelarme a Su Hijo" o "hacerme conocer a Su Hijo". Nuevamente
se hace alusión a lo sucedido camino a Damasco registrado
en el capítulo 9 de Hechos.

Aunque Pablo era judío, el llamamiento que
Jesucristo le hace es directamente para evangelizar, ministrar y
predicarle a los gentiles, tal como se lo dice Jesús a
Ananías en visión según Hechos 9:15: "El
Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es
éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles,
y de reyes, y de los hijos de Israel;"
. En
Romanos 11:13 Pablo dice que su ministerio y llamamiento es hacia
los gentiles: "Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto
yo soy apóstol a los gentiles, honro mi
ministerio,"
.

Luego que Jesús se le aparece según lo
narrado en Hechos 9, Pablo quedó ciego y le metieron en
Damasco, donde estuvo tres días sin ver y no comió
ni bebió. Es entonces que el Señor se le aparece en
visión a Ananías, le revela el lugar donde se
encontraba Pablo orando en ese momento y le dice que vaya y le
ponga las manos encima para que recobre la vista. Ananías
hizo como el Señor le mandó y Pablo recibió
la vista, fue bautizado y luego comió y recobró las
fuerzas. Luego de eso Pablo no fue a consultar con los
líderes de la iglesia sobre la doctrina ni a que le
explicaran en qué consistía el evangelio de Cristo.
No fue a estudiar con ningún hombre ni a ningún
seminario o
institución teológica cristiana que pudiera existir
en la época. Pablo confirma en el versículo 16 de
Gálatas 1 lo que dijo en el verso 12, y es que fue
Jesucristo quien le reveló el evangelio y no ningún
hombre.

(1:17)

La venida del Espíritu Santo que se narra en
Hechos 2 se dio en Jerusalén. Fue entonces fundada la
iglesia primitiva y a tuvo como sede inicial inicialmente
Jerusalén, aunque después se expandiría a
todos los confines de la tierra.
Pero los apóstoles trabajaron y se mantuvieron en
Jerusalén y la iglesia no salió de ahí
(aunque el llamado era a salir a todos los confines de la
tierra) hasta
que se da una gran persecución que hizo que los cristianos
se esparcieran por las tierras de Judea y de Samaria (Hechos
8:1). Aunque fue un ataque contra los cristianos, eso
sirvió para que la iglesia se expandiera a otros lugares y
no se quedaran cómodamente y tranquilos en
Jerusalén, olvidando el llamado de predicar a todo el
mundo. Por ello la persecución ayudó en ese
sentido, pues todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios
y a los que conforme a Su propósito son llamados (Romanos
8:28).

De acuerdo a Romanos 8:1, los apóstoles se
quedaron en Jerusalén. Ellos eran los máximos
líderes de la iglesia y gozaban del reconocimiento de los
cristianos porque anduvieron directamente con Jesucristo durante
Su ministerio y aprendieron en ese tiempo de Sus
enseñanzas. Pero Pablo no fue a ellos a recibir
indicaciones sobre lo que debía predicar, pues como ya se
ha mencionado anteriormente, Jesucristo le reveló
directamente a Pablo lo que tenía que predicar.

La expresión "ni subí a
Jerusalén"
significa "ni fui a Jerusalén". El
verbo "subir" no tiene que ver con la relación
subir-bajar, sino que se usa como sinónimo del verbo "ir".
Tampoco tiene relación alguna con ubicación
geográfica, aunque dicho sea de paso, Jerusalén se
ubica el suroeste de Damasco. Desde Damasco fue Pablo al desierto
de Arabia, y aunque explícitamente no se dice a lo que
fue, se deduce que su finalidad era estar sólo en
comunión con Dios y así prepararse para la
misión apostólica y recibir revelación de
Dios. Ahí habría aprendido directamente de
Jesucristo y fue hasta después que visita a los
apóstoles en Jerusalén. Sin embargo hay otra
posición que sostiene que Pablo fue a predicar a Arabia y
no sólo a buscar soledad para recibir revelación y
estar en comunión con Dios, pues en Hechos 9:20 dice que
"En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que
éste era el Hijo de Dios.",
y eso fue inmediatamente
después de recibir la vista, bautizarse y recobrar las
fuerzas mientras estaba en Damasco, de manera que luego de eso va
a Arabia y piensan algunos que habiendo comenzado ya a predicar
con esa motivación
en Damasco, lo seguiría haciendo de igual manera en
Arabia. Sin embargo lo más aceptado es que se fue a estar
en comunión con Dios, pues no se habla en el Nuevo
Testamento que Pablo haya fundado alguna iglesia en Arabia o que
se haya reunido con cristianos en esa región.
Gálatas 1:17 y Gálatas 4:25 son los dos
únicos pasajes en el Nuevo Testamento donde se menciona
"Arabia". Es necesario responder sobre la ubicación
de la esta Arabia mencionada por Pablo. Para la época de
Pablo Arabia no era lo que se conoce en la actualidad, sino que
se limitaba a la región inmediatamente al este y al sur de
Jerusalén. En el siguiente mapa se muestra lo que
era la Arabia geográficamente en tiempos del
apóstol Pablo:

A pesar que la Arabia mencionada en Gálatas no
tenía las dimensiones de la Arabia conocida en la
actualidad, el mapa da una clara imagen de la gran
extensión que tenía el territorio de los
árabes, que era la región inmediatamente al este y
al sur de Palestina. La ubicación precisa del lugar de
Arabia al que Pablo fue es muy incierta y solamente se puede
especular un poco, pues la Biblia no da ningún detalle al
respecto. Arabia significa reino nabateo. Algunos piensan que
Pablo podría haber ido a Petra, la ciudad capital, pero
no se sabe a ciencia cierta
dónde estuvo el apóstol cuando fue a Arabia. Se
dice que esta Arabia llegó a incluir por algún
tiempo a Damasco.

En el versículo 18 se dice que pasaron tres
años. Es aceptado por todos que esos tres años son
el tiempo que Pablo permaneció en Arabia. Aunque el
versículo 17 dice que fe a Arabia y que volvió de
nuevo a Damasco, y no dice de esos tres años cuánto
tiempo permaneció en Arabia y cuánto tiempo en
Damasco, pero normalmente se acepta por todos que estando en
Damasco al principio, fue luego a Arabia, permaneció tres
años ahí y luego regresa a Damasco antes de ir a
Jerusalén a ver a Pedro. El tiempo que pasó en
Arabia se ubica en el libro de los Hechos en el capitulo 9 y
versículo 23 de dicho libro, en la expresión:
"Pasados muchos días,". Esos muchos días
serían los tres años que se mencionan en
Gálatas 1:18.

(1:18)

Sobre los "tres años" mencionados
acá ya se dio la explicación en el comentario al
versículo anterior. La frase "subí a
Jerusalén"
significa como en el verso 17, "fui a
Jerusalén". ¿Por qué a Jerusalén?
Porque los apóstoles (máximos líderes o
autoridades de la iglesia cristiana primitiva) estaban ahí
en Jerusalén (Hechos 8:1). Se debe comprender que Pablo no
fue a Jerusalén a que Pedro o los apóstoles le
explicaran la doctrina, pues ya lo ha dicho repetidamente en los
primeros versículos de Gálatas 1 que la
revelación del evangelio le fue dada directamente de
Jesucristo y no por explicación de ningún hombre o
sin intervención humana.

Pablo subió a Jerusalén "para ver a
Pedro"
, pero el significado es "para conocer a Pedro"
según la palabra griega usada originalmente por el
apóstol, siendo esta la traducción utilizada por
algunas versiones de las Escrituras. La Biblia Textual de la
Sociedad
Bíblica Iberoamericana lo traduce como "a visitar a
Cefas", donde el nombre arameo Cefas se refiere a Pedro, que es
el nombre en griego. En ambos idiomas significa "roca". Esa
visita de Pablo a Jerusalén coincide con el relato que nos
hace Hechos 9:26-30 de dicha visita. El verbo "ver" aparece tanto
en el versículo 18 como en el 19, pero debe saberse que en
el griego se trata de dos palabras completamente diferentes
aunque en la versión Reina-Valera parezca tratarse del
mismo verbo. En Gálatas 1:18 se utiliza la palabra griega
iJstorevw, que significa "conocer", mientras que en
Gálatas 1:19 se usa la palabra oJravw, cuyo significado es
"ver o mirar". Esto nos dice que Pablo fue a conocer de vista o a
entrevistarse con Pedro por primera vez.

Pablo quería que los apóstoles lo
conocieran personalmente como siervo verdadero de Dios y a la vez
quería tener una reunión personal con Pedro y
presentarse igualmente a los apóstoles para tener la
seguridad que
estaban predicando el mismo evangelio y para trabajar
conjuntamente y de forma unánime dentro del mismo equipo.
Siendo Pablo también apóstol de Jesucristo, era
conveniente y saludable que no trabajaran aisladamente sino que
Pablo conociera de cerca el trabajo que
estaban realizando Pedro y los otros apóstoles para que
así trabajaran conjuntamente en la predicación del
mismo evangelio dado por Cristo. Los quince días que Pablo
permaneció con Pedro fueron tiempo suficiente para
informarse de todo el trabajo que se
estaba desarrollando en la iglesia de Jerusalén por parte
de los apóstoles y para hablar también de la
doctrina y que Pedro platicara personalmente con Pablo y se diera
cuenta de su verdadera conversión y llamamiento de
Jesucristo para predicar el mismo evangelio que el Señor
les encomendó para llevarlo a todas las naciones. Fue
difícil para Pablo al principio ganarse la confianza de
los cristianos en Jerusalén, pues habiendo ellos conocido
la manera en que odiaba y perseguía a la iglesia
anteriormente se tenía una imagen muy marcada de Pablo
como alguien malo, pero luego los cristianos se dieron cuenta que
su cambio era verdadero y por supuesto fue obra de Dios
transformarlo de esa manera.

(1:19)

Hablando de Pablo, Hechos 9:26 dice: "Cuando
llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los
discípulos;"
. La intención y el deseo de Pablo
no era encontrarse solamente con Pedro y con Jacobo, pues
quería ver y presentarse a todos los apóstoles,
pero no le fue posible en esta visita a Jerusalén. Los
únicos dos apóstoles que Pablo pudo ver en esta
ocasión fue a Pedro y a Jacobo, el hermano del
Señor. El término "hermano del Señor"
debe ser bien aclarado y a la vez es necesario conocer la
posición que tenía Jacobo dentro de la iglesia
primitiva. Mateo 13:55 dice: "¿No es éste el
hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y
sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas?"
.
También Marcos 6:3 dice: "¿No es éste el
carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de
José, de Judas y de Simón? ¿No están
también aquí con nosotros sus hermanas? Y se
escandalizaban de él."
En estos pasajes se revela el
parentesco entre Jesús y Jacobo. La palabra "hermano"
proviene del griego ajdelfov", que tiene los siguientes
significados:

  1. Un hermano, ya sea nacido de los mismos dos padres o
    solamente del mismo padre o de la misma madre.
  2. Tener el mismo antepasado, pertenecer a la misma
    gente, o compatriota.
  3. Cualquier compañero u hombre.
  4. Un compañero creyente, unido a otro por un
    lazo de afecto.
  5. Un asociado en un empleo u
    oficina.
  6. Hermanos en Cristo (sus hermanos por sangre, todos
    los hombres, apóstoles, cristianos como aquellos que son
    exaltados hacia el mismo lugar celestial).

Como se ve, la misma palabra traducida como "hermano"
tiene muchos significados.

A partir del griego ajdelfov" no se puede dar una
argumentación concluyente respecto al parentesco de Jacobo
con Jesús porque hay muchas traducciones que se le pueden
dar a esa misma palabra. Pero a continuación se presentan
los argumentos y explicación del parentesco que
existía entre Jesús y Jacobo.

Con la expresión "hermanos de
Jesús"
es como los Evangelios denominan a Jacobo,
José, Simón y Judas, mencionando también de
una manera explícita que tenía hermanas (Mateo
13:55-56; Marcos 6:3). Iban con María (Mateo 12:47-50;
Marcos 3:31-35; Lucas 8:19-21).

Acompañaron a Jesús, junto con
María, a la ciudad de Capernaum al inicio de Su ministerio
(Juan 2:12). Sin embargo, no manifestaron fe en Él hasta
después de Su muerte (Juan
7:3-5). No obstante, después de la resurrección se
les halla junto con los discípulos (Hechos 1:14), y
ejercitando su ministerio cristiano (1 Corintios 9:5). Uno de
ellos, Jacobo (Gálatas 1:19), se distingue como dirigente
de la iglesia en Jerusalén (Hechos 2:17; 15:13-21; 21:18;
Gálatas 2:9,12), escribiendo la epístola que lleva
su nombre. La cuestión de su parentesco con Cristo ha sido
sumamente debatida, y se han presentado diversas teorías
para afirmar que no eran más que sus primos:

  1. Habrían sido hijos de Alfeo (o Cleofas) y de
    María, hermana de la Virgen
    María. Pero el término "primos" nunca se
    emplea para ellos, a pesar de que el término ajnevyio"
    (usado en Colosenses 4:10, que aunque la versión
    Reina-Valera lo traduce como "sobrino", la traducción de
    esa palabra es "primo" y es así como aparece en muchas
    otras versiones de la Biblia) es el término utilizado
    para tal caso en el Nuevo Testamento. Además, en Hechos
    23:16 se usa la precisa expresión "hijo de la hermana",
    empleado para referirse al sobrino de Pablo; asimismo, se
    encuentra también el término "pariente",
    traducido de suggeneuv"/suggenhv" y que se halla once veces en
    el Nuevo Testamento (Marcos 6:4; Lucas 1:58, 2:44; 14:12;
    21:16; Juan 18:26; Hechos 10:24; Romanos 9:3; 16:7;11,21).
    Así, parece anómalo que los "hermanos del
    Señor" no hayan sido nunca llamados primos o parientes
    si en verdad ese era su único vínculo o
    parentesco con Jesús. Por otra parte, Jacobo hijo de
    Alfeo se hallaba entre los apóstoles (Mateo 10:3).
    ¿Cómo se podría decir, en este caso, que
    los "hermanos" de Jesús no creían en Él?
    (Juan 7:5). La respuesta es que se trata de dos personas
    diferentes, uno es Jacobo hijo de Alfeo (el apóstol del
    Señor) y otro es Jacobo hermano de Jesús (hijo de
    José y María). Hay un argumento de poco peso que
    pretende que Jacobo el hijo de Alfeo es el mismo "hermano de
    Jesús". Este argumento dice que es extraño que
    "los hermanos" y los primos llevasen el mismo nombre (pues
    Jacobo hijo de Alfeo, llamado también Cleofas, era hijo
    de María, y se cree que María pudo haber sido la
    misma Salomé, siendo ella la hermana de la madre de
    Jesús según Juan 19:25), con lo que tratan de
    decir que no se trataba de dos personas diferentes sino de una
    sola. Pero no es un argumento válido porque los nombres
    en esa época eran muy comunes, y nada tenía de
    particular que los tuvieran idénticos personas de dos
    familias relacionadas por parentesco.
  2. Por otra parte, se ha lanzado la suposición de
    que estos "hermanos" procedieran de un matrimonio
    anterior de José con una cierta Salomé (que se
    cree que puede referirse a María la hermana de la madre
    de Jesús). La única razón de esta
    suposición es una aparente diferencia de edad entre
    José y María, los padres de
    Jesús.
  3. Serían hijos de un matrimonio de levirato
    (institución de la ley de Moisés, que obliga al
    hermano del que murió sin hijos a casarse con la viuda,
    en base a Levítico 25:25, Rut 2:20 y Rut 4:1-10) entre
    José y la viuda de su hermano Alfeo (Cleofas).
    Aquí, de nuevo no se tiene nada más que una mera
    especulación sin fundamento.
  4. La objeción de que Cristo en la cruz puso a su
    madre al cuidado de Juan y no de sus hermanos, se desvanece
    cuando se toma en cuenta que aquel podría haber sido una
    persona acomodada o que en todo caso, estos (los hermanos de
    Jesús) habían sido incrédulos (Juan
    7:5).

En realidad, todos estos esfuerzos para transformar o
manipular los textos de las Escrituras provienen del deseo de
demostrar el dogma de la virginidad perpetua de
María.

En conclusión, Gálatas 1:19 se refiere a
Jacobo, el hermano de Jesús cuyos padres eran José
y María y quien se convirtió en dirigente de la
iglesia judeocristiana de Jerusalén (Hechos 12:17;
Gálatas 2:9).

Pablo hubiese querido ver a todos los apóstoles
en esta visita, pero solamente encontró a Pedro y a
Jacobo. La Biblia no da detalles sobre el lugar en el que se
encontraban los otros apóstoles en ese momento ni lo que
se estaban haciendo.

(1:20)

Para Pablo era importante que le creyeran todo lo que
decía porque de la credibilidad como apóstol que le
dieran las iglesias de Galacia dependía que aceptaran su
mensaje como verdadero e inspirado por Dios y que así de
una vez por todas desecharan el engaño de los judaizantes.
Pablo estaba siendo totalmente sincero y no exageró nada
para su beneficio. No trató de añadirle nuevos
elementos a sus experiencias para que parecieran más
impresionantes, sino que fue completamente sincero y les dijo
toda la verdad de su llamamiento y experiencias como cristiano y
siervo de Dios, así como del cambio que Dios había
obrado en él. También pone a Dios como testigo de
todo lo que les ha dicho y de esta forma las iglesias de Galacia
deberían reconocer que Pablo era en verdad un
apóstol de Jesucristo y que su mensaje era el mensaje de
Dios.

Se debe tener presente que los judaizantes habían
hablado mal en contra de Pablo y habían tratado de
desprestigiarlo y de poner en el lugar más bajo su
autoridad como apóstol. Pero Pablo pone a Dios como
testigo de que les estaba diciendo la verdad.

(1:21)

Posterior a los quince días que Pablo permanece
con Pedro en Jerusalén, su próximo destino son las
regiones de Siria y de Cilicia. El siguiente mapa muestra la
ubicación geográfica de Siria y de
Cilicia:

En el mapa anterior se aprecia muy bien la
ubicación de las regiones de Siria y de Cilicia con
respecto a Jerusalén, que es la ciudad desde la cual
partió Pablo luego de haber estado quince
días con Pedro.

Usando como referencia de Gálatas 1:21 lo que
dice Hechos 9:26-30, durante los quince días que Pablo
estuvo con Pedro se dedicó a predicar sin temor y con
libertad en
Jerusalén, es decir con mucha valentía. Pero como
aparece en Hechos 9:29, Pablo disputaba (discutía o
debatía) con los griegos. Esto hizo que ellos planearan
matarle. La palabra "griegos" en Hechos 9:29 se refiere
literalmente a "los helenistas", que se les llama simplemente
"griegos" en Hechos. Estos eran judíos que hablaban
griego, y habían adoptado ciertas costumbres griegas.
Pablo se convierte en el blanco de una alevosa persecución
y la profecía de Hechos 9:16 se comenzaba a cumplir. De
acuerdo a Hechos 9:30, cuando "los hermanos", o sea "los
creyentes" que se encontraban ahí se enteraron de la
amenaza de muerte contra Pablo y del peligro que corría
estando en Jerusalén, le llevaron desde ahí hasta
Cesarea, y luego le enviaron a Tarso. Sin embargo Gálatas
1:21 no se limita a mencionar Cesarea y Tarso, sino que dice que
Pablo fue a las regiones de Siria y Cilicia, que como se aprecia
en el mapa es una región considerablemente extensa al
norte y noreste de Jerusalén. El ministerio de Pablo
estaba ya en plena acción
y es obvio que predicó en Siria y en Cilicia.

(1:22)

El término geográfico "Judea"
aparece en la Biblia sólo en el Nuevo Testamento. Esta
región se corresponde aproximadamente con el territorio
del antiguo reino de Judá. El mapa de Judea con sus
principales ciudades es el siguiente:

Como se aprecia, Judea comprende todos los alrededores o
ciudades que rodean Jerusalén y tiene una gran
extensión. Pablo estuvo apenas quince días en
Jerusalén y luego partió hacia Siria y Cilicia. No
había podido todavía visitar personalmente a las
iglesias de Judea. Nunca lo habían visto predicarles y
estar con ellos frente a frente pero conocían de su labor
y trabajo ministerial. La expresión "que eran en
Cristo"
habla de las iglesias unidas a Cristo o las iglesias
cristianas de Judea.

(1:23)

A pesar que Pablo no había visitado personalmente
las iglesias de Judea después de su conversión, su
popularidad aumentaba grandemente y las iglesias llegaron a
conocer del cambio que Dios había obrado en él y de
cómo predicaba diligentemente a Jesucristo y Su evangelio.
Era impresionante que Pablo cambiara de esa manera tan radical,
pero fue un cambio directo que Dios hizo en su vida y en su
corazón por el amor y
gracia de Jesucristo.

(1:24)

"Y glorificaban a Dios en mí" significa
que los cristianos de las iglesias de Judea, aunque no
habían tenido la oportunidad de ver a Pablo personalmente
luego de su conversión, sabían que el cambio que
había tenido era cierto y no se trataba únicamente
de rumores. Por ello daban gloria a Dios porque el cambio
realizado en la vida de Pablo no podía tener ninguna
explicación sino que la misericordia de Cristo
había llegado a su vida y le había transformado
completamente para convertirse en una nueva persona y en un fiel
servidor de Jesucristo. Dios estaba recibiendo gloria y honra a
través del trabajo y la vida del apóstol Pablo, de
tal forma que Dios usó inclusive la mala reputación
que Pablo tenía antes de convertirse a Cristo para mostrar
Su infinita gracia, amor y poder para cambiar y transformar
vidas, sacando a Pablo de las tinieblas y llevándolo a la
luz de Jesucristo. La vida de Pablo fue un testimonio del poder
de Dios. Pablo usó su propio testimonio repetidamente para
predicar a los que todavía no conocían el evangelio
y el poder de Jesucristo.

Viaje de Pablo a Jerusalén (Gálatas
2:1-10)

(2:1)

Se sabe que el lapso que transcurrió son catorce
años, pero se necesita conocer a partir de cuándo
se comienza a contar ese periodo de tiempo. Existen dos
posiciones al respecto. La primera es que los catorce años
son desde la conversión del apóstol cuando
Jesús se le aparece camino a Damasco. La otra
posición es que se debe comenzar a contar los catorce
años desde que Pablo fue a las regiones de Siria y
Cilicia, de manera que había estado esos catorce
años en dichas regiones y se sumarían los tres
años de Gálatas 1:18 más los catorce
años de Gálatas 2:1 para tener un total de
diecisiete años desde la conversión de Pablo hasta
que sube por segunda vez a Jerusalén en el relato de
Gálatas 2:1. Para mantener la secuencia lógica
de lo que Pablo ha venido diciendo en su relato del
capítulo 1 de Gálatas, resulta razonable que los
catorce años son desde que sale de Jerusalén para
ir a Siria y Cilicia hasta que regresa nuevamente a
Jerusalén, o sea que haya pasado catorce años en
Siria y Cilicia. Pero esto contradice la historia
cronológica que se tiene de sobre estos acontecimientos,
pues se registra que Pablo se convirtió aproximadamente
entre los años 34-37 d.C., y si a eso se le suman
diecisiete años se tiene que el Concilio de
Jerusalén habría sido en el año 51-54 d.C.,
lo cual es improbable porque es casi seguro según todas
las fuentes
históricas que dicho concilio se da en el año 48,
49 o 50 d.C. En ese caso parece más aceptable que Pablo
dice que pasaron catorce años tomando como punto de
referencia su conversión camino a Damasco, y aunque luego
menciona en Gálatas 1:18 que pasaron tres años,
serían once años los que transcurren entonces entre
la primera visita de Pablo a Jerusalén y la segunda, para
que tres más once resulten los catorce años que
dice Gálatas 2:1. Sin embargo se mantienen las dos
posiciones porque hay quienes ubican la conversión de
Pablo inclusive entre los años 32-35 d.C., aunque llevar
la conversión de Pablo hasta el año 32 d.C. parece
forzar demasiado la situación para mantener una idea. Todo
depende del momento a partir del cual se comiencen a contar los
catorce años en el versículo dos y si incluye o no
los tres años de Gálatas 1:18.

Fue un largo periodo el que Pablo pasó sin
visitar Jerusalén. Luego de ese largo periodo en las
regiones de Siria y de Cilicia, nace la pregunta, ¿para
qué fue Pablo esta vez a Jerusalén? No era una
simple visita a Jerusalén para saludar a los hermanos,
sino que se trataba de la necesidad de aclarar un punto doctrinal
que estaba siendo motivo de discordia entre los creyentes acerca
de la circuncisión y el respecto a las leyes
judías como obligación para los cristianos. Pablo
debía urgentemente atender este problema y poner en orden
la situación de este problema doctrinal que se estaba
dando, que era algo verdaderamente grave.

Para estudiar Gálatas 2:1-10 y hacer un buen
análisis de esta porción de las
Escrituras se debe comparar minuciosamente con Hechos 15:1-29,
donde habla del muy conocido "Concilio de Jerusalén". Para
bien de la iglesia la conclusión a la que se llegó
fue positiva (pues era con dicha conclusión se
preservó la sana doctrina del evangelio), ya que
"después de mucha discusión" (Hechos 15:7),
Pablo dijo como conclusión: "Antes creemos que por la
gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual
modo que ellos."
, o sea que los judíos
alcanzarían la salvación de la misma manera que lo
hacían los gentiles: "la gracia de Jesucristo".

El Concilio de Jerusalén fue una reunión
que llevó a cabo la iglesia primitiva (aproximadamente en
el año 48, 49 o 50 d.C.) cuando se dio el primer conflicto
interno dentro de la iglesia registrado en la Biblia. La
polémica se originó debido a falsos hermanos
infiltrados en la iglesia que decían y trataban de
convencer a los cristianos sobre la necesidad de circuncidarse y
guardar las leyes judías para obtener la salvación.
Se sabe que estos falsos hermanos infiltrados eran los
judaizantes y que venían de Judea (Hechos
15:1).

Bernabé fue uno de los principales misioneros de
la iglesia cristiana primitiva. En la Biblia aparece por primera
vez en Hechos 4:36-37, donde dice que su nombre era José y
que los apóstoles le pusieron por sobrenombre
Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación).
Bernabé era levita y natural de Chipre, es decir que era
judío de ascendencia levita pero había nacido en
Chipre, fue era una isla del Mediterráneo donde
había una importante comunidad
judía (Hechos 11:19). Según Hechos 4:37
Bernabé vendió una heredad (terreno, tierra o
propiedad) que
tenía y trajo el precio y lo
puso a los pies de los apóstoles. Cuando a Pablo le
tenían miedo los cristianos en Jerusalén por su
anterior conducta persiguiendo cristianos, fue Bernabé
quien le lleva a los apóstoles y da fe de su genuina
conversión (Hechos 9:26-27). 1 Corintios 9:1-6 sugiere que
Bernabé era apóstol al igual que Pablo, pero no era
uno de "los doce apóstoles". Bernabé
acompaño a Pablo en su primer viaje misionero (Hechos
13:1-14:28).

Respecto a Tito, no se le menciona ni una sola vez en el
libro de Hechos. Sin embargo es mencionado varias veces por el
apóstol Pablo en sus epístolas. Tito no era
judío sino que griego (Gálatas 2:3). La palabra
"griego" usada en Gálatas 2:3 se traduce del griego
Ellhn que significa "griego, no judío o pagano". Tito era
un compañero y colaborador de Pablo en el cual depositaba
mucha confianza (2 Corintios 8:23). Tito se convirtió al
cristianismo como fruto del ministerio o la predicación de
Pablo, pues Tito 1:4 dice: "a Tito, verdadero hijo en la
común fe: Gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y del
Señor Jesucristo nuestro Salvador."
La
expresión "hijo en la común fe" muestra que
Tito se convirtió con la predicación de Pablo, como
lo fue también el caso de Timoteo (1 Timoteo 1:2). Cuando
se da el Concilio de Jerusalén Pablo ya había
cosechado y seguía cosechando muchos frutos con su trabajo
ministerial luego de varios años de predicar el evangelio
de Cristo.

(2:2)

Había una necesidad urgente de corregir el error
y la amenaza doctrinal que había llegado a la iglesia en
Jerusalén, pues falsos hermanos estaban queriendo obligar
a los cristianos a circuncidarse y obedecer la Ley de
Moisés como requisito para salvarse y "agradar a Dios"
haciendo eso. Aquí se ve el primer gran debate de la
iglesia primitiva.

La Biblia no dice de qué forma llegó la
"revelación" de Dios hacia Pablo para decirle que
tenía que ir a Jerusalén (a corregir el problema
doctrinal que se estaba dando y que amenazaba la iglesia
cristiana). Lo que sí se sabe es que Dios hizo saber a
Pablo de alguna manera ("le reveló") que debía ir a
Jerusalén. En efecto Pablo obedeció y luego de
catorce años sin haber estado en Jerusalén regresa
para corregir este problema doctrinal y que era una
situación urgente y grave.

Pablo no fue a preguntarles "a los que tenían
cierta reputación"
si lo que se encontraba predicando
era lo correcto. ¡Pablo estaba cien por ciento seguro que
el evangelio que predicaba era el que Dios mismo le había
revelado y el que tenía que ser predicado a todos! Pablo
fue a confirmar que "los que tenían cierta
reputación"
estaban predicando el mismo evangelio de
Jesucristo sin ser adulterado. De lo contrario, mientras Pablo
trabajaba arduamente por extender el mensaje de Jesucristo, los
mismos líderes de la iglesia estarían derribando el
trabajo con un evangelio equivocado. Por eso Pablo tenía
que estar seguro que lo que predicaban y enseñaban los
líderes de la iglesia en Jerusalén era lo correcto
y que era el verdadero mensaje no adulterado del evangelio de
Jesucristo.

La palabra "correr" se traduce del griego trevcw,
que significa "correr o esforzarse". No cabe duda que Pablo se
había esforzado grandemente en la proclamación del
evangelio. Cuando se da "el concilio de Jerusalén" Pablo
había realizado ya su primer viaje misionero junto con
Bernabé. Eso significa que ya había predicado y
fundado iglesias en muchas regiones (ver mapa del primer viaje
misionero de Pablo). Entonces si los líderes de la iglesia
de Jerusalén predicaban todavía la
circuncisión hubiese sido como haber o estado trabajando
en vano, no porque Pablo no estuviera seguro de lo que predicaba,
sino porque se hubiese estado derribando el trabajo que él
estaba construyendo o edificando como siervo de Jesucristo en
caso que los líderes de la iglesia estuviesen predicando
todavía el judaísmo o la circuncisión y
obediencia a la Ley de Moisés para salvarse. Es claro que
Pablo está respondiendo a una cuestión que tiene
que ver con los judaizantes, que eran quienes querían
ganar adeptos pero lo hacían predicando un evangelio falso
y equivocado. Pablo iba también al Concilio de
Jerusalén a informar a los líderes de la iglesia
sobre su ministerio y así estar seguro de no estar
corriendo ni haber corrido en vano. Pablo consideraba
fértil o vano su trabajo ministerial de acuerdo a los
frutos que su predicación tuviera. Pero si las personas
terminaban engañadas y confundidas y las iglesias llegaban
a creer que la Ley de Moisés les salvaría y no la
gracia de Jesucristo, Pablo consideraría que su trabajo
fue vano. Filipenses 2:16 y 1 Tesalonicenses 3:5 expresan este
sentir de Pablo. Pareciera hacer alusión a Isaías
49:4. La decisión que se tomara o conclusión a la
que se llegara en el Concilio de Jerusalén era de suma
importancia para el futuro de la iglesia. Aunque Pablo
tenía fe en que Dios cumpliría Su obra abriendo las
puertas para que la Palabra fuera predicada a los gentiles,
estaba conciente de la importancia y necesidad de que se llegara
a una resolución favorable en el Concilio de
Jerusalén y que no se pusieran impedimentos condicionando
a los creyentes a circuncidarse u obligándoles a respetar
las leyes judías.

Al decir "los que tenían cierta
reputación"
Pablo se refiere a los líderes o
dirigentes de la iglesia en Jerusalén. Eran estos
líderes quienes en conjunto y con la presencia y
participación de Pablo llegarían a un acuerdo en el
Concilio de Jerusalén sobre la situación que se
estaba dando respecto a respectar las leyes judías y
acogerlas como parte del evangelio o no hacerlo (es obvio que la
respuesta correcta es que no tenían que sujetarse a la Ley
de Moisés porque no es ese el evangelio dado por
Jesucristo).

Cuando Pablo dice "el evangelio que predico entre los
gentiles"
habla del evangelio de Jesucristo que ofrece el
perdón de los pecados y la salvación por el
arrepentimiento, la fe y la gracia de Jesucristo.

(2:3)

La resolución a que se llegó en el
Concilio de Jerusalén fue favorable y buena, pues se
reconoció que tanto judíos como gentiles son libres
y que la salvación se recibe por la gracia y fe en
Jesucristo y no por el estricto cumplimiento u observación de las leyes judías o la
Ley de Moisés (Hechos 15:11).

La expresión "con todo y ser griego",
enfatiza que incluso cuando Tito no era judío, no se le
obligó a circuncidarse. Con especial énfasis se
circuncidaban a los paganos para que pudieran pertenecer e
identificarse con los judíos y con su religión (los
judíos piadosos eran circuncidados desde su niñez,
al octavo día según la Ley de Moisés en
Génesis 17:12). Es seguro que los intrusos (judaizantes o
"falsos hermanos") querían que Tito se circuncidara
por ser griego, pero Pablo no aceptó ni los líderes
de la iglesia tampoco, de manera que no fue obligado a
circuncidarse.

(2:4)

Había una circunstancia sumamente difícil
de controlar y era que se trataba de "falsos hermanos
introducidos a escondidas"
. Hay ocasiones en las que es mucho
mejor tener un enemigo declarado que un enemigo a escondidas
introducido en territorio propio. En este caso el enemigo se
encontraba astutamente dentro de la misma iglesia cristiana. Se
aplica perfectamente la "parábola del trigo y la
cizaña" enseñada por Jesús en Mateo
13:24-30.

Pablo dice que estos falsos hermanos eran
"introducidos a escondidas", es decir que secretamente se
infiltraban y fueron a espiar, vigilar u observar disimuladamente
el comportamiento
de los miembros de la iglesia respecto a la Ley de Moisés.
Hechos 15:1 da mayores detalles acerca de estos individuos:
"Entonces algunos que venían de Judea enseñaban
a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de
Moisés, no podéis ser salvos."
A partir de
Gálatas 2:4 Pablo comienza a presentar el evangelio de
Jesucristo como "libertad" y la Ley de Moisés como
"esclavitud". Esa
forma de presentar la gracia de Cristo (como libertad) y la Ley
de Moisés (como esclavitud) se sigue manteniendo a lo
largo de toda la carta. Cristo había librado a los
creyentes de la esclavitud de las leyes judías a la
libertad del evangelio de Jesucristo, pero estos falsos hermanos
querían traer nuevamente a los hermanos a la esclavitud de
la Ley de moisés. Eso era precisamente como ser ciudadanos
libres y querer volver a encontrarse encadenados como esclavos.
Era un fuerte engaño de los "falsos hermanos" y una
insensatez de parte de los creyentes el creerles y poner
atención a la enseñanza de estos
engañadores. Definitivamente que los "falsos
hermanos"
eran judaizantes que insistían en la
circuncisión de los gentiles como un requisito para
alcanzar la salvación (Hechos 15:1).

(2:5)

Pablo y Bernabé (llevando también a Tito
según Gálatas 2:1) no aceptaron lo que
enseñaban estos judaizantes y se opusieron claramente a
esa falsa doctrina. La convicción de Pablo era firme y
clara, tal así que ni un momento tuvo dudas ni
consideró como cierta la idea y afirmación que
exponían los judaizantes. Pablo se opuso completa y
directamente, discutiendo este tema mediante la
presentación de argumentos y defendiendo la verdad del
evangelio (Hechos 15:2).

Luego de varios años de ministerio y gracias a la
revelación del evangelio que Jesucristo dio apóstol
Pablo, este tenía convicciones firmes y claras de forma
que no sería movido ni llegaría a dudar ni un solo
momento de la verdad que Dios le había revelado. Pablo no
se dejaba llevar por las corrientes de doctrinas o pensamientos y
estaba completamente seguro de su fe. No importaba que todos
pensaran lo contrario, él seguiría
creyéndole a Jesucristo y manteniendo su fe tan firme y
fuerte como desde la primera vez que Jesucristo se le
apareció y le mostró el nuevo propósito para
su vida. Pablo no era un débil en la fe sino que ya
había alcanzado la madurez para mantenerse firme y
permanecer predicando la misma fe y el mismo evangelio poderoso
de Jesucristo aunque esto le significara persecución,
sufrimientos y hasta la muerte. Por
eso Pablo afirma: "a los cuales ni por un momento accedimos a
someternos,"
.

Pablo no podía ser flexible ni condescendiente en
este tema porque era algo grave y delicado que estaba amenazando
la base del evangelio. No era un problema sencillo sino algo que
trastornaba completamente la fe y el evangelio de Jesucristo. Si
Pablo hubiese aceptado lo que decían los judaizantes y las
iglesias hubieran también creído a esta doctrina
errónea, la verdad del evangelio no hubiese permanecido en
la iglesia. Es por eso que Pablo ni un momento accedió a
las mentiras y engaños de los judaizantes, tal como lo
dijo en su carta: "para que la verdad del evangelio
permaneciese con vosotros."

(2:6)

Los líderes de la iglesia en Jerusalén no
habían cambiado la doctrina tampoco. No era solamente
Pablo el que se mantenía predicando la salvación
por la gracia de Jesucristo y no por las obras de la Ley. Los
líderes de la iglesia en Jerusalén también
predicaban ese mensaje y se mantenían con la fe y
convicción que la salvación venía
únicamente por la fe en Jesucristo y por Su gracia. No
había diferencia entre lo que predicaba Pablo y lo que
predicaban los líderes de la iglesia de Jerusalén.
Por ello Pablo dice: "nada nuevo me comunicaron", es decir
que no había diferencia entre la predicación de
Pablo y la de los líderes de la iglesia de
Jerusalén. La Biblia Latinoamericana lo traduce como
"no me pidieron que hiciera marcha atrás", de modo
que estaban de acuerdo a lo que Pablo predicaba.

No debe cometerse el error de pensar que Pablo estaba
dependiendo de las decisiones de los líderes de la iglesia
como fundamento de su fe. Pablo no apela a ellos como si
dependiera de su autoridad, sino que eran los judaizantes quienes
querían deslegitimar a Pablo y encontrar apoyo a sus
mentiras en los líderes de la iglesia de Jerusalén,
pero no pudieron porque ellos predicaban el mismo evangelio de
Pablo, que es el evangelio de Jesucristo. Los judaizantes
buscaban diligentemente desprestigiar a Pablo ante los hermanos y
ante las autoridades de la iglesia de Jerusalén,
así como también buscaban que la doctrina predicada
por Pablo fuera rechazada por todos y así los judaizantes
obtendrían su propósito engañando a los
cristianos y llevando a la iglesia a una completa
confusión doctrinal y a apartarse completamente del
evangelio que Jesucristo vino a dar a través de su muerte
y sacrificio en la cruz para el perdón de los pecados. Por
ello era importante para Pablo que en el Concilio de
Jerusalén se llegara a una resolución en contra de
lo que predicaban los judaizantes y que se confirmara que
solamente el evangelio de Jesucristo es capaz de perdonar los
pecados. Pero la fe y convicciones de Pablo así como lo
que predicaba y seguiría predicando no dependía de
la decisión que se tomara en el Concilio de
Jerusalén ni tampoco de lo que dijeran los líderes
de la iglesia de Jerusalén, pues el evangelio le
había sido revelado a Pablo directamente por Jesucristo y
es obvio que creería más a Jesucristo que a
cualquier persona o autoridad humana, por importante que
pareciera.

La expresión "los que tenían
reputación de ser algo"
se refiere a los más
importantes líderes y autoridades de la iglesia cristiana
de Jerusalén. La mejor traducción es "los que
parecían ser algo", pues la palabra griega dokevw
significa "parecer".

En medio de lo que Pablo viene escribiendo en
Gálatas 2:6, añade un comentario que dice: "(lo
que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace
acepción de personas)".
La frase "lo que hayan
sido"
significa "de qué categoría". Luego la
expresión "Dios no hace acepción de
personas"
se puede expresar como "Dios no se fija en las
apariencias". Hay dos interpretaciones para este pasaje. La
primera es que esta aclaración que Pablo hace en medio del
texto era
porque los líderes de la iglesia cristiana de
Jerusalén (entre quienes explícitamente se menciona
a Jacobo, Cefas y Juan en Gálatas 2:9) no tenían
título ni dinero ni cultura,
entonces si algunos cristianos de un medio o categoría
superior (o incluso si algunos judíos cultos) los
menospreciaban, Pablo, en cambio, sólo veía en
ellos a los responsables o líderes de la iglesia y no los
menospreciaba por lo que eran antes. Pero la anterior interpretación no se apega al contexto de
lo que se encuentra diciendo Pablo, ya que no había
necesidad de afirmar la aceptación que tenían de
parte de Dios y de parte de la iglesia estos líderes de la
iglesia. Por tanto, la interpretación correcta es que
Pablo trata de decir que su llamamiento como apóstol y su
autoridad no es inferior a la de los apóstoles que fueron
antes que él. Cualquier supuesta ventaja de los
apóstoles anteriores a él que pudiera ser tomada
como una señal de superioridad sobre Pablo no le
preocupaba a este, y de ninguna manera afectaba la validez e
independencia
de su ministerio. Definitivamente que algunos tenían
más respeto y confiaban más en la autoridad de los
otros apóstoles que en la autoridad de Pablo como
apóstol. Ese era el objetivo que perseguían los
judaizantes, pues ellos querían que Pablo fuera
interiorizado completamente como apóstol, que nadie le
reconociera y que la doctrina fuera cambiada a favor de lo que
ellos querían (que todos volvieran al judaísmo y
abandonaran el verdadero evangelio de Jesucristo). Pero Pablo
aclara que él está seguro de su llamado y de su
mensaje y que no es inferior a ninguno de los otros
apóstoles. Claramente se encuentran afirmaciones de este
tipo, donde Pablo hace ver y aclara que no es inferior a ninguno
de los otros apóstoles, por ejemplo, 2 Corintios 11:5
dice: "y pienso que en nada he sido inferior a aquellos
grandes apóstoles."
También 2 Corintios 12:11
dice: "Me he hecho un necio al gloriarme; vosotros me
obligasteis a ello, pues yo debía ser alabado por
vosotros; porque en nada he sido menos que aquellos grandes
apóstoles, aunque nada soy."

Que Dios no hace acepción de personas es una
verdad revelada desde el Antiguo Testamento en Deuteronomio
10:17.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6
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